Gorki, el diablillo indeleble. Punk, friqui y anárquico. Hoy dormirá en una jaula más chica que la isla que un día nos encerraba a todos.
Dormirá, si no se lo impiden los gritos, el hambre y el calor sofocante de aquellas celdas pestilentes, de las que ya muchos fuimos huéspedes. Pernoctará en el enclaustro infame que reservan los tiranos para quienes no se dejan subyugar el alma.
Hoy el Gorki está en la cana, pero sigue más libre que los jueces y los carceleros. Más libre que aquellos juglares cobardes de la “canción protesta”, que prefirieren tararear los problemas del vecino e ignorar los de la casa propia. Lo es mucho mas que todos los que hoy se encojen de hombros ante la barbarie y el atropello, para poder seguir robándose el bocado diario sin que nadie les moleste. Es mucho más libre incluso que estos, que desde lejos, ayer exigían su martirio como prueba de autenticidad. Posiblemente mucho más libre que todos ellos. Muy a pesar de los barrotes que ahora mismo lo separan del mundo, de su hija, de su padre y sus amigos.
Dormirá, si no se lo impiden los gritos, el hambre y el calor sofocante de aquellas celdas pestilentes, de las que ya muchos fuimos huéspedes. Pernoctará en el enclaustro infame que reservan los tiranos para quienes no se dejan subyugar el alma.
Hoy el Gorki está en la cana, pero sigue más libre que los jueces y los carceleros. Más libre que aquellos juglares cobardes de la “canción protesta”, que prefirieren tararear los problemas del vecino e ignorar los de la casa propia. Lo es mucho mas que todos los que hoy se encojen de hombros ante la barbarie y el atropello, para poder seguir robándose el bocado diario sin que nadie les moleste. Es mucho más libre incluso que estos, que desde lejos, ayer exigían su martirio como prueba de autenticidad. Posiblemente mucho más libre que todos ellos. Muy a pesar de los barrotes que ahora mismo lo separan del mundo, de su hija, de su padre y sus amigos.
Tanguito, un Gorki de otro tiempo y otra geografía