Las fiestas de quinceañeras de Bauta fueron en su momento las mejores en un perímetro amplísimo. Las emulaban nada más que algunas en Fontanar, El Vedado o en Santa Fé. En Bauta tocaron desde Los Kent hasta los Almas Vertiginosas. Allí, cuando ya contábamos con la madurez del octavo año de vida y casi a escondidas, mi socio Humberto y yo nos dimos los primeros pases de una droga a la que todavía soy un adicto sin remedio, la música rock.
Casi todas las fiestas de entonces se parecían entre si. La diferencia generalmente radicaba en la cantidad y la composición social de los asistentes. Había barrios y casas en particular que atraían más que otros. La Cubalina, por ejemplo, en Bauta era un barrio donde todo guiro era un evento rockanrolero, anárquico y realmente multitudinario. En estos, siempre había disponible una mezcla de alcohol con frutas a la que los mas bardos le llamaban ponche, habia ademas cerveza en tanques de 55 galones con hielo, alguna que otra yerbita ilegal y algo para comer, aunque esto ultimo era algo totalmente secundario.
La música, eso si era importante. Y si la ponía Jara, la seleccion era espectacular, aunque desgraciadamente a veces se tenian que atender algunas peticiones que eran de horror. No era raro entonces ver como justo despues de sudar con “Whole Lotta Love”, nos sonaban por la cabeza una lacrimosa descomposición de Los Pasteles Verdes, o alguna alegre tonadita de los Abba o de los Boney M. Todo un sacrilegio si me preguntan a mí.
Recuerdo que por aquellos tiempos al rock le llamaban "perrera", y que el viejo mío la odiaba con un fervor que solo podía compararse con la repulsión que le hacían sentir los pelos largos, los pantalones "campana" y Fidel Castro. Que fue eso que paso por ahi?, un hombre o una mujer?, preguntaba indignado señalando a cuanto peluo'o pasase por la acera. Que clase de hijo de puta!!, exclamaba del segundo varias veces al día, aunque el pelado barbudo nunca paso ni cerca de nuestra calle. El viejo siempre estuvo muy claro de quien era el verdadero enemigo.
Demás esta decir que por aquella época las protestas del puro solo sirvieron para fomentar aun más mi fascinación con aquella música y todo el misticismo que la rodeaba. Así, poco a poco mi reducido ropero de fiñe provinciano se fue poblando de pantalones muy por debajo de la cadera, algunas manillas, cintos anchos de hebilla grande, amuletos colmilloformes, y unas camisas muy ajustadas, casi sin botones y con estampados psicodélicos. Usaba además el pelo tan largo como me fuese posible llevar sin meterme en muchos líos en la escuela. Todo copiado de unas pocas revistas que circulaban de mano en mano con alguna foto de Robert Plant o Greg Allman. Como es de imaginar, todo lo anterior, conjuntamente con mi metro y medio de estura me hacían lucir tan autentico como un pichón de querequeté entre la gente mayor que asistía a las fiestas, pero yo ni por enterado! Muy orgullosos paseábamos Humberto y yo, entre un mar de minifaldas, bebidas, y caos para hacernos presentes ante nuestro ídolos de por aquel entonces.
Todavía recuerdo el día en que conocí al Cuervo, un famoso personaje del ámbito. El susodicho se afanaba buscando un pedazo de tamal que había ido a parar a un tanque de basura en una de las fiestas en la terraza de Ricardito El Loco. Cuando lo logró encontrar, le dio un mordisco, nos miro a Humberto y a mi y con una risita burlona me pregunto: Ven acá social, ustedes son chamas o enanos? La risa de los demás no se hizo esperar y yo casi salgo corriendo a llorar en una equina. Fue Jara, el dueño de las bocinas y la música quien nos rescató. Le contó al Cuervo que nosotros éramos como las mascotas en todas las fiestas, que teníamos a Mayo, un policía que vivía a media cuadra de casa loco buscándonos para sacarnos por las orejas de allí, que conocíamos la diferencia entre Deep Purple y Black Sabbath y que éramos chamaquiles, pero buena gente. El endorse funcionó y así ganamos credenciales con casi todos para que podernos quedar por los rincones cuando ya al final de la noche le tocaba el turno en los altoparlantes a las escaleras al cielo de Led Zeppelín, cuando el humo de los cigarros comenzaban a oler raro y las minifaldas empezaban a aparecer regadas por todos lados. Aquellas si eran fiestas, aunque a mi casi me toca ir en pañales!
Despues, con el tiempo, El Mariel y los cambios de la moda aquel tipo de celebración hedonística dejo de existir por completo. Todo se fue cambiando radicalmente, al extremo que años mas tarde hubo un momento en que ya nada importaba más que vestirse con algún trapo “yuma”, y asistir a la tediosa ceremonia nocturna de sacarle rosca al patio del círculo social del pueblo con una cerveza medio caliente en la mano.
La diferencia entre empatarse uno con alguien con quien poder irse a apretar al campo de fútbol o tener que ir a “resolver” por cuenta propia en casa podía fácilmente hallarse en la marca de tenis que uno calzara. Conozco un tipo a quien una muchacha que le gustaba mucho lo rechazo de cuajo y favorecio a otro solo porque aquel era el flamante propietario de una videocassetera!
Fue (es?) la era de las “burguesitas”. Ya para entonces yo era un tilin mayor y a los ojos de todos, un freeky consumado, con mancha en el expediente escolar por diversionismo ideologico y todo. Lo anterior, cortesia de un libro de Jean Paul Sartre que se me ocurrió llevar a clases y que me fue incautado por una escandalizada profesora de marxismo, mal rayo la parta.
El nuevo ambiente en Bauta me aburrió sobremanera, así es que a ritmo de Iron Maiden y Motley Crue, deje la periferia y arranque derechito para La Habana. Otra etapa sabrosa esa, pero de alli tambien me cansé bastante rapido.
Ahora, del lado de aca del charco hay musica (aunque a veces tenga uno que llegar al concierto corriendo y con la corbata todavia colgadole del cuello), hay pacotilla de todo tipo, y nadie lo juzga a uno por la musica que prefiere, pero faltan los viejos amigos con quienes compartir la experiencia. La sopa no esta completa.
Una nota para los Bautenses que quedan por alla y que segun tengo entendido ya se enteraron de mi cuevita en la red:
Por favor pasar saludos a Humberto, a Conrado, al Negativo, a Albertico El Loco, al Boris, a Michel, a Turienzo, a Landy el Gordo, al Diego, a Abelito, a Papo Montecinos y a todos los otros degenerados que ahora pueda pasar por alto.
A Noel, que lamentable, descansa en paz, brother. Esta es para ti.
A Jara el precursor, gracias por la música maestro de artes múltiples!!
Zoe Valdés | Politicuánto
17 hours ago