Amigos

Amigos ten pocos, pero que sean de los buenos eh!..Así me dijo el viejo hace un motón de años, mientras me miraba con los ojos medio vidriosos desde el otro lado de una mesa en la taberna de Bauta. Y me lo dijo con la certeza que solo puede entregar un padre cuando le da un consejo importante a su cría. Luego soltó una carabina de cubiletes que me sacó del juego y me puso a pagar cuatro jarras más.
Tú ves estos dos viejos? Me pregunto señalando con un ademán de los labios a Magüì, y a Raúl “El Chiquitico”, sentados también a la mesa. A estos los conozco hace ya como cuarenta y pico de años. A cualquiera de los dos los puedo despertar a las cuatro de la mañana y vienen sin preguntarme ni para que los necesito. Asegúrate de merecer auque sea uno solo de estos en la vida, chama.

Hoy tengo amigos. Los tengo lejos e incólumes. Tengo amigos atorrantes, como los de Serrat. Los tengo también muy cerca, locos y autoexiliados (en trance que se espera sea breve, pues la ausencia duele). Tengo algunos extraviados, quien sabe en que geografía. Los tengo muy inmaduros, con hijos y canas. Los tengo en Miami, Madrid y La Habana. Algunos viven del otro lado del teléfono, “de guardiola”. Los tengo arraigados a todos en el alma. Ahí están, esperando a que les aporree la puerta a las cuatro de la mañana.

Y es por eso que cuando la buena providencia nos regala un rencuentro o una a joya nueva, es día de fiesta. El instante mismo en que se toma conciencia de lo que está ocurriendo es la mejor hora de empezar a preguntarse a cual Dios darle las gracias.