Leyendo un poquito más allá de los titulares de hoy, dos noticias me llamaron la atención.
La primera se refiere a el consentimiento por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela (ellos solitos) para el cambio de status a “movimiento beligerante” para los narco-terroristas de las FARC. La segunda informa acerca del posible y casi inminente reconocimiento legal de los matrimonios homosexuales y cirugías de cambio de sexo en Cuba (Enhorabuena!).
Dos temas que en una buena parte del mundo libre resultarían controversiales y por lo tanto subordinados a la política, a los altibajos de la opinión popular y sus ramificaciones electorales, así como al escrutinio partidista y demás demonios que hacen de la democracia una maquinaria medio lenta.
Sin embargo en este caso es de destacar que la aprobación de ambos proyectos, una vez propuestos por las despóticas figuras del poder (o algún familiar allegado, claro esta), parecen volar a través de los canales legislativos de ambos países. Tanto así que el análisis, discusión y voto de estos se perciben solo como una incomoda formalidad.
Y es que las dos crónicas nos llegan desde el ámbito de sociedades opresivas y antidemocráticas. Ambas además reseñan cuestiones legales y de gobierno. Pero no son los puntos comunes entre los dos despachos lo que resulta interesante sino sus marcadas diferencias. Los beneficiados del primer grupo insisten en secuestrar, asesinar y traficar drogas, supuestamente en nombre de un hirsuto filosofo alemán que lleva mucho mas de un siglo de muerto y enterrado. Los del segundo pretenden poder amarse en paz, en el espacio de una sociedad tolerante y quizás hasta poder adoptar chiquillos huérfanos para criarlos dentro de una familia que les quiera, eduque y cuide como propios.
Una de cal y una de arena, me dicen algunos. Y es que cualquiera que viva en una sociedad como la norteamericana, por ejemplo (un poco ajena a lo que pasa en resto del mundo, si vamos a ser francos) verá la soltura con que se mueven los asuntos en La Habana y Caracas como algo deseable para su propio entorno, muchas veces sin tener en cuenta que la espada siempre corta por los dos bordes. Yo particularmente no quisiera vivir nunca más en un país de leyes tan ágiles. Nunca, ni aunque este tuviese a la madre Teresa de Calcuta empleada como ministra de justicia, vaya!!.
Un nuevo libro de Juan Cueto-Roig
9 hours ago
3 comments:
Juan Carlos, como va eso? Estás alzao! Saludón!
Hey man!
Complicado con el curro y otros demonios…Oye, tremenda pingarra lo de Pepe Varela asere!!!
Saludos!
Eso mismo, man. No he podido comunicarme con Pepe. No responde. Así que no sé cual es la concreta.
Saludón!
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