CODEPINK: Viviendo del cuento y la algarabía.

Según el Nuevo Herald, parece que a las energúmenas de CODEPINK no les fue suficiente con el rechazo que encontraron el 12 de Enero pasado en Miami a su agenda política. Ahora están planeando ir de regreso a restregarles en la cara “sus ideas” a una comunidad que evidentemente no quiere saber nada de ellas. Para tal propósito se encuentran ahora mismo solicitando además de respaldo legal, permisos y protección de las autoridades locales. Curiosamente, los mismos preparativos y precauciones por los que hubo de pasar el KKK y los neo-nazis para llevar a cabo sus patéticas marchitas y demostraciones en varias ciudades de este país hace solo unos años.

En una sociedad libre como en la que hoy coexistimos es perfectamente entendible y muy conveniente que exista toda una variedad de grupos y entidades que representen la amplia amalgama de opiniones que conforman la nación.
A fin de cuentas, por no poder disfrutar de esa libertad en nuestro país fue que vinimos para acá, no?

Pero lo que me llama la atención en este caso es el premeditado espíritu provocativo de la demostración. Cabe preguntarse:
Porque una agrupación que promulga ser un movimiento pacifista dedicado protestar la guerra en Irak escoge ir a agraviar a una comunidad de cubanos, en un sitio tan simbólico como el Restaurante Versailles, con una arenga que tiene absolutamente nada que ver ni con Irak ni con la guerra?

Teniendo en cuenta el facilismo estratégico de estos comepinkos (constante retórica y mercadeo anti-Bushiano, el producto más fácilmente vendible hoy en el mundo entero) y los afectos que tal postura les ha adquirido entre los Hugos y los Fideles, la respuesta puede ser muy simple: Cámaras de televisión y petrodólares.